Y EL LOBO ES SIONISTA-YANKY, MAS SIONISTA QUE YANKY AUNQUE NADIE LO QUIERA VER....
María Jesús García
Aunque el Amigo que me lo reenvía menciona sólo a EEUU, yo quiero recalcar que detrás está siempre Israel, que es tanto ó incluso más expansionista, colonialista, Fascista que EEUU y además es quién realmente controla el Mundo por más que se diga de EEUU, la Banca Mundial es Judía por parte de las Familias Rorschildt (ó como se escriba eso...) y Rockefeller, eminentemente judías al menos la primera de ellas, ..., las Multinacionales Mundiales son Lobbys sionistas ó judíos tanto me dá... , el Sionismo está infiltrado en el Congreso de los EEUU y es más en la Elite Bilderberg (si no busquen por este nombre ó por Nuevo Orden Mundial en google...) y tanto si el gobierno que sale elegido es Republicano como si es democrata estará financiado en su gran mayoría en sus Campañas Presidenciales por Israel para que defiendan siempre sus intereses... ; Israel por si algunos todavía lo ignoran colaboró con Hitler en ese Holocausto que tanto rentabiliza para enviar a las Cámaras de Gas a los judíos que se negaban a emigrar a Palestina para favorecer los intereses colonialistas e invasores del sionismo, Israel está detrás del Atentado Terrorista en el Hotel Rey David, Israel está detrás de la Nakba Palestina, de los Atentados de Deir Yassin, de las Masacres de Sabra y Shatila, de los Atentados del 11-con toda seguridad y probablemente también los del 11-M porque fueron planeados por la OTAN. Israel es el mayor interesado en inestabilizar todo Oriente Medio para quedarse con todos los Recursos de la Zona y no solamente eso sino que también está tratando de invadir ya Argentina, Chile.... por supuesto la Ocupación Ilegal de Palestina desde hace al menos 65 años con la colaboración de la ONU y del Imperio Británico y es responsable de la Mayor Limpieza Etnica u Holocausto de toda la Historia. Es el mayor interesado en instaurar junto con EEUU el Nuevo Orden Mundial , en el cual eliminarían de diversas formas a gran parte de la Humanidad y los que sobrevivieran los tendrían exclavizados como jamás se vio en la historia, quizás incluso ni en los tiempos de la Exclavitud abolida por Lincoln. Pero mucha gente aún se niega a mencionar a Israel cuando se habla de Ocupaciones e Invasiones y Guerras Ilegales, cuando se habla de Crisis Mundial Económica y Social, cuando se habla de Armas Nucleares, cuando se habla de Peligro Mundial y cuando digo Peligro Mundial es porque Todos y Cada Uno/a somos victimas potenciales y podemos llegar en breve a ser victimas reales de Israel, no sé si unos por miedo y otros porque de una forma o de otra están pagados, están sobornados, están prostituidos...pues hay casi como una especie de Tabú que no se pudiera pronunciar Israel para no molestar al Montruo más grande de la Historia de la Humanidad....
...........................................
Entiendo que cada vez
que se menciona a EEUU, los amantes y apatronados “cumpas” del sueño americano
se persignen y hagan gargaritas de democracia y libertad. También
entiendo que algunos temen el jueguito del cuento del lobo.
Pero a pesar de todo, traten de despertar y lean lo que los yanquis dicen
abiertamente. Es o puede ser un tema viejo –para todos los eruditos que
se leen todos los documentos-, pero es necesario (creo yo) re-publicarlo y re-enviarlo para ver
si esta vez, saca roncha.
He incluido en el
adjunto un resumen de todos los links a los documentos de santa fe, por si lo
estiman necesario.
Vienen por todo y por
tod@s, aunque vayan todos los domingos a misa y manden a sus hijitos a colegios
particulares. - Contra el asqueroso presente vergonzoso: Ricardo
DOCUMENTO SANTA FE IV
AMÉRICA LATINA FRENTE A LOS PLANES
ANEXIONISTAS DE LOS ESTADOS UNIDOS
Reproducimos a continuación el texto
completo del
Documento Santa Fe IV titulado
“Latinoamérica hoy” y editado por James P Lucier a finales de 2000. Lucier señala
que "los diplomáticos y expertos que crearon la imagen de la política de
Reagan para América Latina en 1980 han elaborado los temas que la política
estadounidense seguramente encare en los próximos cuatro años".
“El principal redactor-asesor es Roger W
Fontaine -estrechamente ligado a Richard Allen, asesor jefe de Reagan para
América Latina-, a quien se le suman el ultraconservador Lewis Arthur Tambs
-de gran influencia sobre Bush padre y editor de "Santa Fe I"-,
Gordon Sumner, David C Jordan,
Francis Bouchez, así como el general John K
Singlaub -excomandante de las tropas estadounidenses en Corea del Sur y
definidamente neonazi- y la viril Jeanne Kirkpatrick, delegada del gobierno
de Reagan en
PRÓLOGO
Por Fernando Bossi
Proyecto Emancipación - Comité Permanente
Congreso Anfictiónico Bolivariano
http:// www.emancipacion.org
Los documentos Santa Fe se han destinado a
orientar ideológicamente la política de los Estados Unidos hacia América
Latina.
Los anteriores documentos ya habían señalado
el peligro de la confluencia entre el marxismo para latinoamericanos, la
teología de la liberación y las fuerzas patrióticas revolucionarias. En esta
nueva versión, el Santa Fe IV actualiza el análisis de las políticas de los
Estados Unidos para América Latina a la luz de los nuevos movimientos
populares que están abriendo otra vez un camino de liberación en nuestra
Patria Grande.
Reafirmando los principios de la doctrina
Monroe, este documento significa lisa y llanamente un plan de anexión de
América Latina y el Caribe. De acuerdo a ese plan de anexión se trazan las
estrategias y se definen los enemigos.
El informe ataca centralmente al Bolivarismo
y al presidente de Venezuela Hugo Chávez -a quien se lo trata de castrista y
amigo de las FARC-, señalando su papel en la revitalización de
El documento advierte que la administración
anterior descuidó el control y adoctrinamiento de los militares
latinoamericanos y exige un mayor control territorial, sosteniendo que fue un
grave error devolver el Canal a Panamá.
Las organizaciones populares, militantes, intelectuales
y personas comprometidas con la unidad y soberanía de los pueblos de América
Latina y el Caribe tenemos la obligación de conocer a fondo el contenido de
este plan y difundirlo.
Pero no sólo eso, debemos estrechar filas
con la revolución pacífica y democrática que encabeza Hugo Chávez y apoyar
mediante una solidaridad efectiva a todos los movimientos amenazados.
Es necesario coordinar nuestras acciones
para fortalecernos mutuamente, profundizando los lazos de unidad. Es vital
comenzar a planificar y concretar medidas comunes contra la política
anexionista de los Estados Unidos.
Es necesario luchar sin descanso por la
unidad de nuestros pueblos hacia la confederación de Repúblicas de América
Latina y el Caribe.
Vamos a potencializar las enseñanzas de
nuestra experiencia histórica, vamos a utilizar lo mejor de cada una de
nuestras corrientes ideológicas revolucionarias (el marxismo de
latinoamericanos, la teología de la liberación, los movimientos patrióticos
anticoloniales), vamos a autoafirmarnos en nuestra identidad y diversidad
cultural de pueblos indios, negros, blancos y mestizos.
Unidad, unidad, unidad. "Unidos seremos
invencibles".
Simón Bolívar.
Ver documento completo
|
Subpáginas (1): Documentos de
Santa Fe
El primero para
Reagan, el cuarto para Bush
Nuevo documento de
Santa Fe
Andrés Moreno - Brecha
En mayo de 1980 el
Grupo de Santa Fe -por la capital del estado de Nuevo México- y la Heritage Foundation
elaboraron un documento sobre las relaciones de Estados Unidos con América
Latina. Estaba dirigido a Ronald Reagan en caso de que ganara en las elecciones
presidenciales de noviembre, como ocurrió. Bautizado como "Santa Fe
I", proponía líneas de acción que fueron aplicadas durante su gobierno.
A finales de 2000
vio la luz "Santa Fe IV", titulado Latinoamérica hoy y editado por
James P Lucier, quien señala que "los diplomáticos y expertos que crearon
la imagen de la política de Reagan para América Latina en 1980 han elaborado
los temas que la política estadounidense seguramente encare en los próximos
cuatro años". El principal redactor-asesor es Roger W Fontaine
-estrechamente ligado a Richard Allen, asesor jefe de Reagan para América
Latina-, a quien se le suman el ultraconservador Lewis Arthur Tambs -de gran
influencia sobre Bush padre y editor de "Santa Fe I"-, Gordon Sumner,
David C Jordan, Francis Bouchez, así como el general John K Singlaub
-excomandante de las tropas estadounidenses en Corea del Sur y definidamente
neonazi- y la viril Jeanne Kirkpatrick, delegada del gobierno de Reagan en la
onu.
MILITARISMO E
INTERVENCIÓN EN COLOMBIA.
El documento, de
nítido pensamiento y análisis republicano, censura acremente a los presidentes
demócratas James Carter y William J Clinton. Al primero por haber devuelto el
canal a la soberanía panameña y al segundo porque "puso a Sudamérica en el
estante trasero".
El tema militar
aparece en primer plano a lo largo del documento. Ya Santa Fe I y II otorgaban
a la cúpula militar y a la alta burocracia el carácter de gobierno permanente,
a la vez que dirigían el esfuerzo a la captación de intelectuales. El primer
punto de Santa Fe IV, referido a la seguridad nacional del país, reivindica el "papel
del cuerpo militar estadounidense (...) en la educación y entrenamiento de los
militares de nuestros vecinos hemisféricos". Alude a las escuelas de
contrainsurgencia de las bases del Canal de Panamá, donde se formó en la
doctrina de la seguridad nacional -que parte de considerar al propio pueblo
como enemigo, en sustitución de su papel clásico en defensa de la agresión
externa- el grueso de los dictadores militares del continente.
El documento destaca
la vigencia del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (tiar, o Tratado
de Quitandinha, Brasil, 1948), impuesto por Estados Unidos a los países
latinoamericanos en los comienzos de la Guerra Fría y que estaba basado en el Plan Truman
de militarización continental. Afirma que el Comando Estadounidense del Sur
(southcom) "todavía es una institución viable", lamentando que sus
cuarteles generales, instalados en las bases del canal, hayan debido ser
trasladados a Miami, de lo cual culpa a Clinton y retrospectivamente a Carter
por la firma del tratado de 1977 con Torrijos. Según el documento, "estos
son los bloques básicos para la defensa del hemisferio".
La integración del
gabinete de Bush y sus primeros pasos reflejan esa impronta militarista. El
vicepresidente Richard Cheney fue secretario de Defensa de Bush padre durante
la invasión a Panamá en 1989 y la
Guerra del Golfo en 1991. Y fue jefe de Estado Mayor del
ejército en esa última el actual secretario de Estado, general Colin Powell. El
secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ya desempeñó dicho cargo bajo la
presidencia de Gerald Ford entre 1975 y 1977. Bush inició su gestión visitando
las bases militares, anunciando más gastos para la defensa y fundamentalmente
que llevará adelante el proyecto de "escudo espacial" o "guerra
de las galaxias", sin que parezca importarle que viola el tratado de abm
de 1972 y que, resultado inevitable, relanzará la carrera armamentista mundial.
Con idéntico
lenguaje la consejera de seguridad nacional Condoleezza Rice declaró, a la
manera de los viejos tiempos, que Rusia es "una amenaza para
Occidente" y se dijo "favorable a la intervención militar de Estados
Unidos en el caso de un peligro confirmado o potencial para nuestros
aliados". Para perfeccionar esa maquinaria de destrucción probada dos años
atrás en territorio yugoslavo, la otan realizará maniobras navales en el Caribe
bajo el mando de Estados Unidos con participación de Canadá, Dinamarca,
Alemania, Holanda, España y Gran Bretaña. Estas se suman a las que Estados
Unidos persiste en realizar en la isla de Vieques a pesar de la protesta
generalizada de los puertorriqueños.
Algo ha cambiado en
estos años. Las baterías apuntan a Colombia, ubicándola en el rubro de la lucha
antidroga. Colombia y las farc ocupan en Santa Fe IV el lugar reservado en
Santa Fe I a Nicaragua -recién triunfante la revolución sandinista-, a la
guerrilla del fmln salvadoreño y desde luego a Cuba, que se mantiene como un
riesgo permanente. Para justificar el nuevo blanco colombiano señalan que en
1998 se distribuyeron en las ciudades de Estados Unidos 165 toneladas de
cocaína, cantidad que en 2001 alcanzará las 250 toneladas por lo menos.
El documento critica
que "el gobierno de Colombia, en vez de establecer una guerra
incondicional, ha elegido mantener conversaciones de paz". Luego le
reprocha al presidente Andrés Pastrana -primer huésped de Bush en Washington,
después de haberse reunido con Fox en Guanajuato- que no vincule las farc al
narcotráfico. Dice: "(las farc) niegan estar envueltas en el negocio de
las drogas. Sorprende que el presidente Pastrana respalde su postura planteando
que 'no hay evidencia de que las farc estén en el tráfico de drogas' y que 'las
farc siempre se han mostrado interesadas en erradicar la ilegalidad'".
Santa Fe IV condena
incluso al exzar de la agencia antidrogas dea general Barry McCaffrey
-reemplazado en el cargo desde el 2 de junio de 2000 por Donnie Marshall-,
porque relativizó la relación entre guerrilla y narcotráfico. Y prefiere, en
cambio, valerse de la opinión de otro alto funcionario de la dea, según la cual
"si Estados Unidos fuera serio en la lucha contra las drogas proveería de
los recursos y fondos necesarios para la lucha, usando métodos especiales que
están disponibles para el gobierno".
La conclusión es
categórica: "Estados Unidos debe poner punto final a una prolongada guerra
viciosa". Algunos analistas -como Emilio J Corbière, en la revista
argentina Noticias- sostienen que la única lectura posible del "punto
final" es una intervención militar directa en Colombia. Mejor dicho: el
incremento de la intervención, que ya se verifica a través de 200 asesores
militares, la utilización de aviones y helicópteros para el espionaje y la
fumigación indiscriminada, la activación de la base militar de Tres Esquinas,
de la de Manta en Ecuador, de las de Aruba y Curação -donde se efectuarán las
maniobras caribeñas de la otan-, todo lo cual experimentará una previsible
intensificación con los 1.300 millones de dólares del Plan Colombia, destinados
casi exclusivamente al armamentismo.
LAS BASES DEL CANAL.
Hay amargura, también
nostalgia, en la referencia -en los dos capítulos iniciales- a la pérdida de
las bases en el Canal de Panamá, y se sugieren medidas para volver a la
anterior situación, desandando el camino recorrido por Carter y Clinton. Dice
el informe:
"En el Canal de
Panamá, Estados Unidos ha pagado vastas sumas para mantener el punto más
estratégico del continente. (...) Los hechos son preocupantes. Los puertos en
las terminales Atlántico y Pacífico del canal han sido puestos en las manos de
Hutchison Whampoa Ltd, que tiene lazos muy fuertes con Beijing".
Añade que los
izquierdistas, los liberales y sus aliados en el Departamento de Estado (sic)
"han tenido éxito en asegurar que Estados Unidos no tenga presencia
militar en Panamá", y lograron que las bases del tiar, del Comando Sur y
de la Frontera
de Defensa Interamericana (iadb) fueran trasladadas de Panamá a Miami, a pesar
de su papel fundamental en la llamada "seguridad hemisférica". Siendo
el canal un elemento geoestratégico para la seguridad nacional de Estados
Unidos -punto dos del resumen del primer capítulo-, el informe concluye:
"Sin una intervención fuerte del próximo presidente de Estados Unidos,
esta política verá el final de todas estas modalidades y otras que la sostienen
en bases regionales".
Estos puntos de
vista son una constante de los documentos. Santa Fe I, por ejemplo, proponía
incumplir los tratados Torrijos-Carter y colocar el canal bajo el control de la Junta Interamericana
de Defensa (jid), así como enfilaba su artillería contra el gobierno de Panamá,
contra Norman Manley en Jamaica, Maurice Bishop en Granada (invadida poco
después), Forbes Burnham en Guyana, y proponía "lanzar una guerra de
liberación contra (Fidel) Castro".
El editor James P
Lucier señala en la introducción que todo el documento se basa en la doctrina
enunciada en 1823 por el presidente James Monroe, "América para los
americanos". Formulación que la política exterior de ese país ha permitido
traducirla como "América para los norteamericanos", fundamento geopolítico
de más de un siglo y medio de intervenciones armadas al sur del Río Grande.
En 1912, el
secretario de Estado Eliahu Root afirmaba que "hacia 1950 la frontera de
Estados Unidos abarcaría el continente entero". Guillermo Toriello,
ministro de Relaciones Exteriores guatemalteco que enfrentó al secretario de
Estado John Foster Dulles en la X Conferencia Interamericana de Caracas en 1954
(anunciadora del derrocamiento violento del régimen democrático de Jacobo
Arbenz), demostró que dicha doctrina es una mera declaración unilateral de
Estados Unidos. Que carece de generalidad y reciprocidad, que invade la
jurisdicción soberana de las repúblicas americanas y que nunca logró el
consentimiento de éstas. No obstante se la usa como justificación, y sobre tan
endeble fundamento se montaron los variados modelos para el dominio del
continente. Y se sigue utilizando, según revela Santa Fe IV, contra Colombia y
Panamá.
Hay más, no
obstante. El informe arremete contra Venezuela y su presidente Hugo Chávez,
vilipendiado como amigo de Fidel Castro y de las farc, por haber revitalizado
la opep y porque se le atribuye la aspiración de "reunir la gran Colombia
-Venezuela, Colombia, Panamá y Ecuador-, sin duda como una república
socialista". Y también contra los defensores de derechos humanos que
enfrentaron las "guerras sucias" en Chile y Argentina, los Sin Tierra
de Brasil, los luchadores por el agua en Cochabamba, los chilenos que eligieron
un presidente socialista, "los indios ecuatorianos que obligaron a dimitir
a un presidente globalizante". Y por cierto -no podían faltar-, contra
Cuba y Fidel Castro.
Los documentos de Santa Fe I y II
El “Documento de Santa Fe” fue preparado
por gente dura, para uso de tipos duros. Profesores o mílites que despreciaban
a Carter por ser blandengue y le culpaban de haber “perdido” el Canal de
Panamá, Nicaragua y la isla de Granada, y de no haber hecho nada para
“recuperar” El Salvador y Cuba, Angola, Afganistan y Etiopía.
Al
asumir Ronald Reagan la presidencia el 20 de enero de 1981, tenía perfectamente
delineados los aspectos básicos de su futura actuación en los campos
internacional e interior. Se proponía revertir los efectos del llamado
“siíndrome de Vietnam” y de los deshonestos subproductos del escándalo de
Watergate; desarrollar una política agresiva de “roll-back”, esto es, de
recuperación de los espacios políticos, geográficos y estratégicos
supuestamente perdidos por la débil y obsequiosa conducta de su antecesor James
Carter; emprender un faraónico programa de armanmentismo, superador de todos
los ejemplos precedentes y, merced al dinamismo que cuantiosos presupuestos
inyectarían en la alicaída economía, obtener el respaldo doméstico que
sobrevendría de una prosperidad sin fisuras, para sustentar una diplomacia
capaz de afrontar todos los desafíos. Uno de sus compromisos electorales en
1908 fue: “Durante mi gobierno el comunismo no conquistará un sólo centimetro
más de tierra y me propongo recuperar territorios y pueblos caídos bajo su
férula”.
Por lo que respecta a Iberoamérica y el
Caribe, uno de los grupos de presión de la nueva derecha conservadora le hizo
llegar un texto programático destinado a llenar las lagunas que en la materia
padecía el candidato. Se trataba del llamado “Documento de Santa Fe”, por la
ciudad del estado de Nuevo México en la que habría sido pergeñado. Poco
conocido, aunque permanentemente citado en apresuradas y parcializadas
traducciones, tiene sobre todo el valor histórico de resumir la ideología
troglodita de sus redactores civiles y militares y de haber adelantado con
cierta precisión las orientaciones y objetivos que normarían la actuación de
Reagan. Dudamos de que éste haya tenido la oportunidad y la capacidad para
leerlo íntegramente. Para el caso le era suficiente una síntesis de una
cuartlla, tal como se sabe que ocurrió con el artículo que Jeane J. Kirkpatricj
escribió en la revista Commentary y que le valió que Reagan la designara su
representante ante Naciones Unidas.
Del mismo modo, uno de los redactores
del texto santafesino, Lewis Tambs, fue embajador en Colombia y más tarde en
Costa Rica, donde se involucró profundamente con el apoyo a los “contras”
nicaragüenses gracias a lo cual disfruto del dudoso honor de ser denunciado en
el extenso informe de la
Comisión Tower acerca del Irán-contragate. Otro redactor,
Roiger Fontaine, fue temporalmente asesor del Consejo de Seguridad Nacional en
temas latinoamericanos; un tercero, el militar Gordon Summer, asignado como
asesor en el Departamento de Estado, dond produjo seudos informes
prointervencionistas pletóricos de espíritu marical; y un cuarto, Robert
Jordan, embajador en Perú.
El “Documento de Santa Fe” fue preparado
por gente dura, para uso de tipos duros. Profesores o mílites que despreciaban
a Carter por ser blandengue y le culpaban de haber “perdido” el Canal de
Panamá, Nicaragua y la isla de Granada, y de no haber hecho nada para
“recuperar” El Salvador y Cuba, Angola, Afganistan y Etiopía. Insultaban al
presidente Jaime Roldós y al general panameño Omar Torrijos, este último el
hombre que le ganó la partida diplomática y política a tres mandatarios
norteamericanos sucesivos hasta hacerles aceptar la revisión del infame Tratado
Hay-Bunau Varilla de 1903 y modificar siquiera en parte las leoninas
condiciones de vasallaje que Panamá debió tolerar resignadamente durante más de
setenta años.
¿Es puro azar, oscuro designio divino,
mera coincidencia, que al año de redactado aquel iracundo texto, Roldos muriera
en un extraño accidente aéreo y que dos meses más tarde tuviera un análogo fin
inexplicable Torrijos? Las familias de ambos políticos siguen repitiendo que,
aunque no pueden presentar pruebas, “saben” que no fue por fallas técnicas o
humanas que los respectivos aviones se estrellaron. No fue tampoco una
resolución repentina la que en octubre de 1983 condujo hacia Granada a la
expedición de 15, 000 soldados de tierra, mar y aire de Estados Unidos y abatió
la soberanía y la libertad del diminuto estado caribeño.
El mismo ánimo agresor, belicoso y
hegemonista llevó a loa arrogante superpotencia a barrer con todas las normas y
principios del derecho internacional en su actuación contra Nicaragua. Ni
siquiera se detuvo ante la condena explícita y el anatema con nombre y apellido
que dictó en su contra la Corte Internacional de Justiciade La Haya. Todos los
derechos humanos fueron pisoteados en la guerra no declarada de Reagan:
millares de muertos, heridos y desaparecidos; la económiadestruída, el modesto
sistema financiero desbaratado; escuelas, hospitales, puentes, caminos,
cooperativas agrarias fueron el principal objetivo de millares de mercenarios
reclutados, organizados, adiestrados y financiados por agencias especializadas
del gobierno de Estados Unidos en su multianunciado plan de desestabilización
del gobierno revolucionario que se dió el pueblo de Darío, Zeledón y Sandino.
Si se lee con atención el “Documento de Santa Fe” (el editado en 1980), se
percibirá que a la luz de todo cuanto ocurrió y de lo que sigue sucediendo en
Centroamérica, tiene allí la una connotación de fúnebre presagio. Sin excluir
de la relación la tragedia que también comprende al pueblo y a la nación
salvadoreños, víctimas del análogo sometimiento a la experiencia de la “guerra
de baja intensidad”, designación técnica de comienzos de los años 80\’s que
comprendería la política y estrategia reaganeanas del “roll-back” e
Iberoamérica y en otros países del Tercer Mundo. Y sin olvidar tampoco la
tragedia permanente de Guatemala. Ni los avatares y evoluciones agresoras
contra Cuba y Panamá.
Precisamente estos dos últimos casos se
tornan relevantes a los efectos de este prólogo general. Aunque Panamá
“estallo” como tema de preocupación para Estados Unidos ya avanzada la presente
década, Cuba nunca dejó de seguir en la mira ni en la línea prioritaria de
fuego. Los “Documentos de Santa Fe” de 1980 y 1988 dan acabada prueba de ello.
En el primer caso Reagan procuro corregir y revertir las principales cláusulas
de los Tratados Torrijos-Carter que obligan a Estados Unidos a evacuar
totalmente la Zona
del canal en un plazo que vence al mediodía del 31 de diciembre de 1999.
El texto fue obtenido de la edición
comentada de “Los Documentos de Santa Fe I y II” escrita por el combativo
periodista Gregorio Selser y publicado por la Universidad Obrera
de México. Recomendamos ampliamente su lectura. Próximamente publicaremos
también el Documento de Santa Fe IV publicado en el año 2000.
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