NO ES UNA VACUNA , ES UNA PRUEBA O EXPERIMENTO
Ojos para la Paz
<<"Estamos ante una autorización de
comercialización condicional” de dicha vacuna y, por tanto, en terreno, cuando
menos, resbaladizo. O lo que viene a ser lo mismo, no estamos ante una vacuna
que haya pasado por todas las fases y nos de la seguridad necesaria para tomar
las decisiones más acertadas>>
De vacunas, transparencias y otras cuestiones
1 enero, 2021 de Joséluis Vázquez Domènech
Con la que está cayendo, y considerando que estamos próximos
a dividir la sociedad en dos (del mismo modo que se hacía en los tiempos
gloriosos del “Todo es ETA”), creo que nos vendría bien detenernos un poco y
saber leer al prójimo, sin incendiarnos, y con un poco de capacidad de
reflexión y crítica serena. Eso de ir señalando por ahí a todo aquél que
escribe u opina, por el mero hecho de que deja un rastro diferente al que
supuestamente debería dejar según los criterios afianzados, es una especie de
posicionamiento parapolicial que no deja títere con cabeza. Y, lo que es peor,
no deja paso al diálogo ni a la discusión.
La fe está colapsando el camino. Y miles de creyentes están
identificándose con una u otra ideología con supuestas toneladas de información
que terminan siendo, la mayor de las veces, una mera opinión.
Para comenzar, me gustaría poner sobre la mesa un hecho que
está pasando desapercibido. Lógicamente, porque hay intereses muy fuertes en
ello. Y, lógicamente, porque como ocurre siempre en éstos casos donde se quiere
imponer una verdad absoluta, los medios de comunicación se dirigen, todos, al
mismo lado; al que se nos quiere forzar a ir de cualquier modo.
Al igual que nos hicieron creer que solo existían dos tipos
de personas, los demócratas y los que no lo éramos, ahora han de existir
también otros dos, los que están a favor de la vacunación y el discurso oficial,
y los otros, esos negacionistas impresentables a los que hay que arrojar a los
leones. Como si no hubiera nada en medio, como si la tierra se tragara de
repente a millones de personas cansadas ya de estas absurdas peleas construidas
con el ánimo de envilecer a la sociedad y suscitar más miedo aún en cada casa y
en cada recuerdo.
¿Cómo enmarcamos la situación en el contexto en el que ya ha
empezado la vacunación colectiva? Cabe decir que estamos ante una “autorización
de comercialización condicional” de dicha vacuna y, por tanto, en terreno,
cuando menos, resbaladizo. O lo que viene a ser lo mismo, no estamos ante una
vacuna que haya pasado por todas las fases y nos de la seguridad necesaria para
tomar las decisiones más acertadas.
¿Dónde reside uno de los grandes sesgos que permite negar a
la población un discurso más coherente y completo? Como ocurre normalmente y
por imperativo legal, en los documentos oficiales ocultados que han de
respaldar las acciones que llevan adelante los gobernantes. Por ello, haremos
acopio de dichos documentos y procuraremos mostrar la incidencia que pudieran
tener en el ánimo o la conciencia colectiva.
Al grano. El medicamento en cuestión, Cominarty, posee una
licencia para poder venderse siempre y cuando se den una serie de condiciones.
Y somos muchos, sin ser negacionistas ni trotskistas,
quienes pensamos que para que una información pueda ser transparente ha de
ofrecer todos y cada uno de los detalles, y no guardar aquellos flecos que si
se mostraran (sabemos), crearían muchas suspicacias.
Ahora mismo se podría decir que la vacuna está en fase de
prueba.
Entonces, ¿qué es lo que realmente está sucediendo y no nos
cuentan? Lo define perfectamente la propia Agencia Europea de Medicamentos, tal
y como podemos leer en el propio documento que acaba de publicar: “para
confirmar la eficacia y seguridad de Comirnaty, el TAC deberá enviar el informe
del estudio clínico final para el estudio aleatorizado, controlado con placebo
y con enmascaramiento para el observador C4591001. Fecha límite, diciembre de
2023”.
El proceso de inoculación que ya ha comenzado forma parte
del estudio que se ha de realizar. Es importante recordar que nos encontramos
ante una vacuna a la que la Comisión Europea le ofrece este tipo de
autorización para que sea de uso público. Y así, será la población que se
vacune la que terminará por ofrecer los datos concluyentes.
Su dictamen final sería que la relación beneficio-riesgo
merece la pena, y que por ello, dan este paso. Pero no decir toda la verdad es
también, desinformar. ¿Por qué? Porque a la hora de tomar la decisión de
inyectarnos, nos hacen firmar un consentimiento con el cual admitimos estar
informados. Cuando realmente, no es así.
Se les escapa este pequeño detalle. Por ello, creo que no es
de recibo ese intento de querer tirar por la borda a todas aquellas personas
que deciden no vacunarse. No es de recibo tachar de insolidarios a quienes
mantienen serias dudas sobre todo este proceso que, respaldado por un marketing
inusual, está saturando nuestra agónica mente con los primeros héroes de la
industria farmacéutica.
“Héroes” son, por ejemplo, quienes atraviesan medio África y
se embarcan a un destino incierto para terminar ahogándose en los mares que
golpean nuestras conciencias. Héroes son los miles de libios, sirios o
palestinos que han de hacer frente a las garras del imperialismo y a la
soberbia racista israelí.
Pero la información, en su propia era, si por algo se
caracteriza es por su aparente opulencia y su absoluta ineficacia, porque más
que nunca, la búsqueda que circunvala a la verdad se hace tediosa y
extremadamente laboriosa. Entre otras cosas porque nos ocultan, una y otra vez,
todos aquellos sucesos y explicaciones de interés general. Que se lo pregunten
si no a Julian Assange.
Concretando. El propio Parlamento Europeo creó a través de
la Comisión una norma que facilita que se den estas situaciones. Tal y como
podemos observar en el reglamento 507/2006, leemos: “2) No obstante, con
determinadas categorías de medicamentos, para satisfacer necesidades no
cubiertas de los pacientes y en interés de la salud pública, puede ser
necesario conceder autorizaciones de comercialización basadas en datos menos
completos de lo habitual y sometidas a obligaciones específicas, denominadas en
lo sucesivo «autorizaciones condicionales de comercialización”.
Pero miren como incluye un regalo sorpresa dicho reglamento:
6)… “Antes bien, una vez se hayan suministrado los datos que faltan, debe poder
sustituirse por una autorización de comercialización no condicional, es decir,
no sujeta a obligaciones específicas. En cambio, lo habitual es que nunca sea
posible constituir el expediente completo de una autorización de
comercialización concedida en circunstancias excepcionales.”
Como ya hemos explicado anteriormente, para obtener la
eficacia y seguridad que se precisa, han de seguir obteniendo una serie de
datos que, en última instancia, han de verificar que su utilización es la
adecuada. Y es en ese momento cuando estaríamos ante una autorización no
condicionada porque ya se habrían cumplido todos los requisitos.
Quienes hacen las leyes, siempre, se guardan las espaldas, y
procuran con un tino extraordinario poder irse de rositas ante eventuales
circunstancias que podrían surgir. Y leer, nuevamente, esa última frase, dice
mucho sobre lo que estamos intentando exponer.
Creo que es habitual que no sea posible constituir esos
expedientes completos porque la industria farmacéutica forma parte del equipo
que toma dichas decisiones.
El marketing, si se caracteriza por algo es por su
insistencia en querer alterar o crear una opinión con un interés concreto. En
este caso, es necesario para vender algo que la mayoría no desea, porque en
caso contrario, no nos someterían al imperio de su publicidad.
Están jugando con resultados preliminares pendientes de
aprobación. De una aprobación en sus justas medidas, digámoslo así. Porque una
cosa es aprobar algo excepcional, y otra determinar la eficacia necesaria
después de los exhaustivos estudios que siempre se requieren.
Una rápida respuesta que nos brindará mucha gente será decir
que ven lógica esta situación, porque ante situaciones excepcionales, no queda
más remedio que dar paso a las respuestas excepcionales. Hasta aquí todo puede
parecer correcto, pero seguimos huérfanos de diferentes puntos de vista,
huérfanos de información plural, fundamental para poder determinar que nuestra
elección se basa en principios sólidos. Y cuando dicha información se pierde
una y otra vez porque no se nos quiere ofrecer, la confianza sale trasquilada.
La carrera por liderar el lucrativo y revolucionario mercado
de la edición genética en humanos ya ha comenzado, y quizás por ello también
sería interesante que nos educaran para saber en qué consiste dicha tecnología.
La aplicación de una nueva técnica en humanos quizás debería tener una
aplicación más pausada, una vez terminados todos los ensayos clínicos. Y las
sensaciones que se están depositando en nuestras mentes no ayudan a que la
mayoría de la población se alinee con la propaganda unidireccional.
Los caudales de dinero que han ido redistribuyéndose en
función de los casos “detectados”, la AUSENCIA DE AUTOPSIAS, la obligatoriedad
de invertir el dinero de la pandemia en proyectos determinados, el psicótico
juego a la que nos somete la política, la privatización de la distribución de
la vacuna, unos datos que parecen sacados de una feria, la ausencia de luz al
final del túnel, las continuas contradicciones de la OMS, o la fábula
orquestada a través de los protocolos testados con PCRs son solo una pequeña
muestra del escenario que estamos presenciando. Y si de transparencia debemos
hablar, o bien comienza de nuevo el juego, o nos muestran cada una de las
piezas que conforman este inmenso puzle.
El 18 de marzo de 2020 el gobierno español generó nueva
legislación para permitir trabajar al centro nacional de Biotecnología con
cualquier organismo modificado genéticamente. El Real Decreto 8/2020 autoriza
el desarrollo de actividades de uso confinado con nivel de bioseguridad III. Se
podría decir que en este caso la rapidez del gobierno ante la declaración de la
pandemia es espectacular, pero me temo que, como en muchas otras cosas, hay
gato encerrado. Hay toda una serie de decretos y legislación al respecto que
permite una urgente permisividad con los privilegios de la industria
farmacéutica y otros sectores del poder, pero por el contrario, hay una nula
asignación de derechos y beneficios para la población en general, a la que se
la ha estampado contra la pared. Y los datos, asustan. Solo algunos detalles…
El dinero de “estímulo” que se está utilizando de aquella
manera ha permitido un enriquecimiento mayor de las grandes corporaciones y el
cierre de miles de pequeñas empresas. Las estadísticas se tambalean ante el
aumento imparable de la pobreza y de personas que se encuentran al borde de la
indigencia. La solicitud del desempleo, el aumento del paro, el número de
personas sin hogar, los bancos de alimentos o el índice de pobreza indican un
aumento imparable del sufrimiento. La administración desangra en todos los
espacios; acudir al INEM, a la Seguridad Social, al Centro de Salud, a los
Ayuntamientos y un sinfín de trámites para la ciudadanía se han visto
diseccionados, con la consiguiente fractura del Estado (cuestión ésta que
merece un capítulo especial). Todas estas “incidencias” deberían también de
hacernos detener. A mí, desde luego, me llaman en exceso la atención, precavido
como soy con el constructo social y económico de la modernidad.
Y me gustaría concluir con esta mirada esquiva, que no con
una posición distante o de oposición. Con esta mirada inquisitiva por el deseo
de querer llegar a buen puerto desde la reflexión, no por el deseo de expandir
odio o rabia en ciertos sectores de la población. Llegar a algún punto que
todavía está en proceso de análisis; todo lo que está ocurriendo no es un error
forzado, más bien es una recopilación de sucesos que casan a la perfección con
una agenda económica impecable.
El colapso que estamos viviendo y la absoluta precariedad en
la que se están convirtiendo nuestras relaciones sociales son una violenta
constatación de los resultados del capitalismo más ruin. Desconozco cuando fue
la última vez en que hubo un trasvase de negocio tan descarado y brutal como el
que está aconteciendo ahora. Un trasvase donde la riqueza ha ido concentrándose
en pocas manos y está lanzando al vacío a un número desproporcionado de
individuos. Bajo el pretexto de la salud pública y universal, un reducido
número de personas está llevando a cabo su particular revolución, y todo ello
implementará un nuevo ciclo donde las condiciones de vida de millones de
personas van a ser deplorables.
¿Por qué un virus con una bajísima tasa de mortalidad (sobre
todo en personas menores de 65 años) y que lleva parejo un 95% de muertes con
morbilidad asociada está causando un desastre sin precedentes? ¿Por qué la
existencia de unas medidas de bloqueo draconianas que cada vez más estudios
señalan como ineficaces? ¿Cómo es posible que con todo lo que está sucediendo
mientan a la hora de mostrarnos cómo es el funcionamiento de la infraestructura
sanitaria, y sepamos perfectamente que la ausencia de inversiones
significativas están a la orden del día en casi todos los países de nuestro
ámbito? (Claro ejemplo lo tenemos en la emblemática comunidad de Madrid).
Estados Unidos, ese país vergonzoso al que muchos todavía
llaman democracia es un claro ejemplo donde está implementándose toda esta
secuencia sin duda alguna, con absoluta nitidez. Un robo de enormes dimensiones
se está produciendo mientras con el dedo nos señalan la existencia de un virus,
y al mismo tiempo observamos un cielo oscurecido gracias a la política mundial
establecida.
Llevamos tiempo diseccionando el hedor que está dejando tras
de si el neoliberalismo más visceral, después de los arranques de cólera que
dejó el binomio Reagan/Tatcher. Tiempo considerando la imposibilidad de que
dicho sistema pudiera avanzar en las condiciones actuales. Tiempo reclamando la
atención para señalar cómo una serie de países están creando guerra y
destrucción cómo única fórmula para sanear sus deudas y su estancamiento.
Tiempo suscitando dudas sobre cómo saldrán de ésta…, y me temo que ya han
movido la primera pieza.
Saludos y feliz año!